DESESPERANZA Y ALEGRÍA
Durante el mes de Julio de este mismo año viaje de cooperante a Nicaragua, mi primera impresión de Nicaragua fue como un viaje al pasado de unos 50 o 60 años atrás, aquello que alguna vez me contaron mis padres o abuelos lo podía ver, en primera persona, con mis propios ojos.
Anteriormente a mi mes de cooperación había asistido a unos seminarios en Cuenca, cuando nos preguntaron a las personas allí presentes cual era la motivación para realizar este viaje recuerdo varias respuestas de compañeros, tales como, “... para cumplir un sueño”, “............ por que me encanta viajar”, “...........para vivir una nueva experiencia”, ahora puedo decir que durante el mes de cooperación se cumplieron con creces todas estas motivaciones, a nivel profesional y personal.
Llegue a conocer un país a fondo, un país con unos recursos impresionantes, con una gente estupenda, una sociedad muy distinta a la nuestra, donde todos se ayudan mutuamente, donde prima la felicidad. Pienso que mas que enseñar o ayudar a los “nica” debemos aprender muchísimas cosas de ellos.
“Dicen que no es mas feliz el que mas tiene, sino el que menos necesita” y este refrán representaba a los nicaragüenses.
De la sociedad del bienestar europea, donde es fundamental tener un coche y una buena casa........ pase a una totalmente distinta donde tener un coche supone un lujo, ver tres personas montadas en una bicicleta resulta algo normal, pero nunca faltaba esa sonrisa imperante en sus rostros, esa amabilidad................
Recuerdo un día que fuimos al teatro en la ciudad de León y allí nos encontramos con un profesor UNAM (Universidad Autónoma), Roger, que había estado estudiando en España, conversamos durante un largo periodo de tiempo, le comente que había muy poca gente en el teatro y creo que jamás olvidare su respuesta... “hijo con 60 córdobas, dos euros, que vale el teatro un “nica” come durante toda una semana y lógicamente prima el comer............”, al final de la obra de teatro le dije a Roger que lo que mas me había gustado fue la conversación que tuvimos, hablamos de Nicaragua, de Daniel Ortega, de una dictadura encubierta, de una doble moral, de un indio innato, de un catolicismo adquirido....
Una de las noches de León me fui junto a dos amigas nicaragüenses, Ere y Vanesa, que había conocido en la Olla Quemada, un bar de León donde los miércoles cantaba su dueña música en directo, a un concierto de un grupo llamado Amargama. Durante la actuación del grupo antes de cantar la una de sus canciones preguntaron si había españoles en la sala y yo levante mi mano, entonces dijeron que iban a cantar LA MALDICIÓN DEL MALINCHE, una crítica contra los españoles, y dice así.... “ del mar lo vieron llegar mis hermanos emplumados eran los hombres malvados de la profecía esperada con la voz del monarca que el Dios había llegado y les abrimos las puertas por temor a lo ignorado............................................se nos quedo el maleficio de brindar al extranjero nuestra fe , nuestra cultura, nuestra paz, nuestro dinero. Hoy le seguimos cambiando oro por cuentas de vidrio y damos nuestra riqueza por sus espejos con brillo.................”, me quede sin palabras, Ere y Vanesa me miraron durante toda la canción.
Siempre recordaré esas imágenes de la mujer embarazada de ocho meses y medio lavando con el agua hasta la cintura en una pequeña pila en el lago de nicaragua, de niñas embarazadas con 13 y 14 años, de esos trueques de alimentos en el mercado, de esos niños de 6-7 años con ese gran machete trepando en los árboles, de esa sensación en muchas personas de padecer hambre, sin embargo siempre nos ofrecían aquello que tuvieran (sandias, piñas, pescado......etc) son fotos grabadas en mi mente que me enseñan a valorar de una forma muy distinta las cosas, dándole otro sentido, comprendiendo el verdadero valor de la vida.
Si tengo la oportunidad dentro de unos 10 años me gustaría volver a Nicaragua y espero que hayan cambiado cosas, que existan mas hospitales con recursos suficientes, mejores carreteras y transportes, espero ver a todos los niños escolarizados, vacunados y no ver a niñas embarazadas, pero sobre todo también espero que su gente mantenga esa hospitalidad y alegría, que mantengan sus costumbres a pesar de que su país no camine a un rumbo fijo, a pesar a veces de ese sentimiento global de desesperanza.
Y es que aquí aprendí que al mal tiempo buena cara, viví experiencias impresionantes a nivel profesional, pero sobre todo a nivel personal por eso tan solo me queda decir................... MUCHAS GRACIAS NICARAGUA.